Mi nombre es Lorena Hernández Zárate, trabajo en la escuela Secundaria Técnica 70, tengo 23 años de servicio, inicie en el sistema educativo a los 19 años de edad como asistente administrativo, a los 5 años de servicio ingrese en el ámbito docente en la Tecnología de Contabilidad, la cuál me dejo grandes aprendizajes, desde el como atender a un grupo, la desesperación que ocasiona el que las cosas no salgan como uno quiere, el como lidiar con el alumno rebelde y que descontrola lo que se tiene planeado, la diferencia entre la teoría recibida en la Normal Superior y la realidad al enfrentarnos frente al grupo.
Posteriormente me introduje al área de Ciencias ( Biología, Introducción a Física y Química)
en el cual me sentí más cómoda y fui dejando la tecnología de Contabilidad, a la fecha estoy impartiendo Química en tercer grado y me encanta.
Esta noble e importante profesión que llevamos como parte de nuestra vida, va mucho más allá de un trabajo, de una reforma educativa mal estructurada, pero necesaria, de la soledad que conlleva a una etapa llena de confusión y dudas, ausencia de padres donde ambos trabajan para buscar un mejor estilo de vida, el contexto y su cultura, el bajo autoestima de un adolescente, etc.
Mi profesión implica el conocer a mis alumnos, proporcionarles las herramientas necesarias de acuerdo a sus necesidades, ser motivador, estar acorde a las exigencias tecnológicas en las cuales ellos se desarrollan con tanta agilidad, ser líder para guiar por un camino que les permita conocer, reconocer explotar, y luchar por ser competentes en un mundo globalizado, el cual día a día nos exige mas.
Ser docente no es una tarea fácil, cuando se busca trascender y no por vanidad, sino por reconocer la gran responsabilidad que tenemos en nuestras manos: materia frágil, moldeable, con sentimientos y una gran diversidad cultural que los hace únicos, que maravilloso llegar a trabajar con tantas expectativas sin tener escrito un fin predeterminado, por que existen tantas variantes que puede hacer exitosa la clase, o aprendizajes esperados que no se alcanzaron, porque quizás el tema se dificulto más de lo planeado o por que no, cuando te piden una actividad más porque les pareció interesante el tema, el robarte 5 minutos de la clase porque vez a una chica con los ojos rojos de llorar, que profesión puede ser tan impredecible.
El cumplir con lo planeado, sin duda es un objetivo, más no lo que determina etiquetar a un buen o mal maestro. no debemos cegarnos al identificar problemas con nuestros alumnos aunque estos sean personales, sé que estoy muy lejos de ser sicológa, o consejera familiar, pero no quiero ser indiferente e insensible, es importante que mis alumnos sientan que soy un ser humano como ellos, que tengo sentimientos y que me interesan, es importante generar un ambiente armónico dentro del aula de clase, con sus reglas obviamente, ya que la disciplina es importante, sin caer el lo intransigente.
Y como seres humanos cometemos errores que nos permiten aprender de ellos, recuerdo una ocasión en la cual le llame la atención a un alumno por su corte de pelo al entrar al salón de clases, al día siguiente tenía a su mamá, diciéndome que él se había sentido mal al haberlo yo expuesto delante de todo el grupo por su corte de pelo, que me pedía que en lo posterior, le llamara a él personalmente y le hiciera las correcciones necesarias.
Analice mis palabras, creí no fueron con la intención de ofender, sin embargo lo avergonzaron.
Nunca debemos creernos superiores a ellos, eso no es autoridad, nuestros actos, costumbres, pensamientos y valores son los que determinan nuestra imagen ante ellos, por ello debemos cuidar el cómo ven que nos conducimos dentro y fuera del aula de clase, para garantizar su respeto.
El lograr ser justos e imparciales en el trato, la evaluación, sera un factor más a nuestro favor, pero muy complejo, ya que muchas veces actuamos inconscientemente, generando algún factor que puede impedir alcanzar lo anteriormente dicho.
Una actitud positiva ante las adversidades y los retos que enfrentamos en la actualidad, nuestros adolescentes nos necesitan fuertes, comprensivos, pero sobre todo amar nuestra profesión.
Los reconocimientos sin duda nos fortalecen y retroalimentan, ha lo largo de mi trayectoria he recibido reconocimientos por parte de la Dirección de la Escuela, de la Zona por primeros lugares en académicos, proyectos o experimental, así mismo a nivel Estado. Pero sin duda les comparto que mi mayor reconocimiento lo tengo de mis alumnos, es un orgullo el darte cuenta que no hago las cosas mal, pero también al ver alumnos en los cuales no logro lo que esperaba, es de analizar y pensar qué me falto y replantear y crecer al lado de ellos.
¡Felicidades maestra!
ResponderEliminarTrasmites tu entrega y pasión por la enseñanza.
Es importante asegurar que lo que transmitimos tendrá impacto positivo en nuestros alumnos, sobre todo en lograr actitudes propositivas en aprendizajes significativos, esto lleva a que seamos además profesionales de la educación agregado por Vocación, le felicito por su compromiso y entrega con lo que hace día a día maestra.
ResponderEliminar